Erase una vez... así empiezan todos los cuentos de nuestra infancia.
La serie nos cuenta la historia de Emma, una joven de 28 años en cuyo destino esta escrito que cuando llegue a esa edad salvará al pueblo de Storybrooke. ¿Y quien vive en este pueblo? Nada mas y nada menos que todos los personajes de los cuentos: Blancanieves y los siete enanitos, su príncipe Encantador, Caperucita Roja y la abuelita, Pinocho, Regina la reina malvada... y Rumpelstiltskin. El problema es que todos han olvidado quienes son en realidad por una terrible maldición que, además, les ha trasladado a un mundo donde no existe la magia.
A lo largo de la primera temporada conocimos la verdadera historia de Blancanieves, porque la madrastra la odia tanto, el porque la abuelita esta tan empeñada en que Caperucita no se meta en líos, porque Gruñon es tan gruñón... y un sin fin mas de historias del resto de los personajes de los cuentos. Sin embargo, y a pesar de que al final de la temprada Emma, con ayuda de su hijo Henry, Blancanieves y James (el príncipe encantador) consigue romper la maldición, hay todavía muchos seres de Storybrooke cuya verdadera identidad aún no ha sido desvelada. ¿Qué ocultarán?
En la segunda temporada seguiremos descubriendo nuevos personajes que han sobrevivido a la maldición de Regina: Mulán, la Bella Durmiente, el Capitán Garfio... y los que nos queda, porque de esta temporada ya se han emitido cuatro capítulos y la cosa se está poniendo cada vez mas interesante.
Nuevos personajes, nuevas historias, nuevos descubrimientos... porque si, todos conocemos las historias de los cuentos que de pequeños nos contaban. Pero lo encantador de esta serie es ver a los clásicos de siempre pero desde otra perspectiva, con sorpresas, otro giro de tuerca a las historias tradicionales. Porque siempre hay varias versiones de la misma historia, y en esta serie las versiones cambian.
Si aún no sois seguidores de esta serie, os recomiendo echarle un vistazo. Os llevareis muchas sorpresas y pasareis buenos momentos.
Y vivieron felices y comieron perdices... ¿o no?
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